dissabte, 4 de juny del 2011

Sudoest Besos

El polígono Sud-Oest de Bésos es un ejemplo notable de esta nueva forma de crecimiento urbano nacida con el movimiento moderno. La construcción, en los años 60, de grandes polígonos residenciales cambió la morfología de la ciudad y presentó una nueva y atractiva forma de crecimiento, más rápido y económico. La aplicación critica y actualizada de los principios de la Carta de Atenas, adaptándolos a la realidad local y reflexionando sobre las experiencias hechas en toda la Europa, hizo posible la construcción de viviendas dignas y económicas. Claro que todo esto es falible, mucho se quedó por hacer y muchos problemas nunca llegaron a ser solucionados, pero, en este caso específico, la mezcla de tipos de vivienda, el respecto por la estructura urbana existente, la inclusión de equipamientos y las recientes intervenciones de modernización hicieron de este polígono un caso notable en la ciudad de Barcelona. Hacer una comparación con Porto es difícil en este caso, los planos de crecimiento urbano fueron más tímidos y en muchos casos fuertemente desvirtuados en su construcción o mantenimiento. Todavía, a pesar de tímida, la llegada del movimiento moderno a Porto logró construir una identidad y un método muy particulares que se mezclan con la historia reciente de la escuela de arquitectura de la ciudad.

Se puede decir que el año de 1957 y la llegada de Carlos Ramos a la dirección de la Escuela Superior de Bellas Artes de Porto marcan un punto de cambio del método de enseñanza de la escuela, construyendo una identidad reconocible hasta nuestros días. Este método que intentaba construir una relación de compromiso entre el “estilo internacional”, la crítica al moderno y, sobretodo, el estudio de la arquitectura tradicional portuguesa, intentando acercarse de la realidad y del patrimonio arquitectónico e social del país, siempre intentó construir una visión muy particular de lo que debería ser la arquitectura contemporánea portuguesa. Esta visión orientó la llegada del movimiento moderno a la ciudad (tardía y ya en su fase de revisión crítica) a través de edificios particulares de la autoría de Cassiano Barbosa y Arménio Losa y, poco más tarde, a través del plano para la construcción delbarrio de Ramalde de la autoría de Fernando Távora.

Testimonio de la afirmación del funcionalismo en el planeamiento urbanístico de la ciudad, el barrio de Ramalde (1952-56) materializa ya muchos de los principios de los arquitectos portuenses de la época, alertando para la gran diferencia entre “casas baratas” y “casas económicas” y entrando en ruptura con la visión de las autoridades del régimen vigente. En el plano, Távora reflexiona sobre los principios de la carta de Atenas intentando comprender los aspectos que, efectivamente, podrían mejorar la vida de los portuenses sin destruir la autenticidad de su tradición. “Sol, espacio y arboles” fueron una preocupación constante en el proyecto orientando conceptos modernos como el zonamiento funcional, la unidad de vecindad o la normalización y prefabricación de los elementos constructivos. Fue pensado un eje central peatonal, alejado del tráfico automóvil, que conectaba las casas, el parque y el centro comercial y estructuraba la jerarquía viaria. Los edificios, bloques paralelos separados por espacios de jardín, buscaban la mejor orientación (este-oeste), creando un tejido totalmente independiente de la red existente. En el proceso de construcción Tavora sólo pudo hacer una parte del parcelario y el parque y los edificios públicos no se realizaron.