Gràcia
ha sido uno de los paseos mejores, y eso es gracias a las
explicaciones de Antoni Ramon. Porque
el barrio lo conocemos todos, y encanta a todos. Su estructura, sus
plazas, su vida son la encarnación de la Barcelona joven, céntrica
pero alternativa, famosa pero no invadida por los turistas. Sin
embargo ha llegado también Gràcia, como tantos otros lugares de
Barcelona, a una saturación que a veces resulta incómoda. Hay las
calles vacías y los jardines (del Mestre Balcells) silenciosos que
te hacen olvidar eso, hay plazas que aún no están llenas de bares,
como por ejemplo la plaza del Nord, donde hay vecinos charlando y
niños que juegan. Pero en demasiados puntos del barrio hay tanta
gente que parece que no caben todos. Y eso le quita mucho al carácter
relajado y tranquilo, 'de pueblo', de este barrio. Recuerda que estás
en el centro de Barcelona, y que en Barcelona hay más gente en las
calles que metros cuadrados.