diumenge, 12 de juny del 2011

por suerte escondido



 La visita a Sants me sorprendió. Conociendo el carrer de Sants, traficado y caótico, y su estación en la calle Tarragona, que siempre me ha dado la impresión de ser sobre todo un gran vacío disproporcionado en medio de la ciudad, ya pensaba haber visto dos lados muy diferentes de este barrio, sin mucho interés para mi. Pero su corazón, el antiguo pueblo de Sants, escondido detrás de la estación, a un nivel más bajo, no lo había visto nunca. Parece un barrio que pertenece a sus habitantes, tranquilo y protegido gracias a su falta de conexión con la ciudad. Este 'aislamiento' le permite conservar tan bien su particular carácter. Me lleva a imaginar la ciudad de Barcelona como era antes, en los años 80, donde ser de un barrio u otro sería como ser de ciudades diferentes.
Sants recuerda sobre todo el barrio de Gràcia como imagino que puede haber sido, más popular y menos explotado.