dissabte, 4 de juny del 2011

Ciutat Vella

Tal como todos los burgos medievales, la Ciutat Vella de Barcelona es un ejemplo de cómo una ciudad se transforma, reinventa y consolida dentro de un espacio claramente delimitado. Antes de su muralla ser demolida, Barcelona era una ciudad densísima, construida por encima de sí misma en épocas sucesivas, reflejando los cambios de gusto y de ambiciones al largo de los siglos. La Via Laietana es un ejemplo claro de este fenómeno. Proyectada por Cerdà en su plano para el ensanche de la ciudad, esta brecha de 80m de ancho y 900 de largo, sólo empezó a ser construida en el año 1908 para hacer la conexión del nuevo ensanche (donde la burguesía se instalara) y el puerto de la ciudad. Las nuevas construcciones, inspiradas en el estilo de la escuela de Chicago, dotaron la nueva vía de una gran monumentalidad (por contraste con la escala de las calles medievales) y la transformaron en el eje representativo de la prosperidad empresarial de la Barcelona de entonces. En Porto también existe una grande avenida, abierta por el medio de la tortuosa ciudad medieval, que representa la pujanza capitalista de entonces. La avenida de los Aliados posee, sin embargo, un carácter muy distinto de la via Laietana no sólo por su escala de paseo público, pero principalmente por no hacer parte de un sistema de avenidas de escala monumental (como en Paris o aquí en Barcelona), ganando un carácter muy más estático, quizás domestico, como un salón de visitas.

El proyecto de abertura de una avenida en el centro de la ciudad de Porto nace de la necesidad de reordenar una gran concentración de flujos que se crió alrededor de la plaza D. Pedro. Des del año 1819 que allí se encontraba el edificio del ayuntamiento, centralizando toda la actividad administrativa, cultural, financiera y comercial. Mientras tanto, en 1886, se inaugura el ponte Luis I (cuya conexión con la estructura viaria de la ciudad necesitaba ser mejorada) y en 1869 el tren llega al centro de la ciudad (Estación de S. Bento) muy cerca de la plaza D. Pedro. Este desarrollo hizo nacer el sueño de tener una avenida central amplia y de gran monumentalidad, como los Champs-Élysées de Paris o la Gran-Via de Barcelona, que fuese un símbolo del progreso y modernización de la ciudad y, además, la higienizase, mejorando sus conexiones.

Los primeros proyectos presentados (Carlos Pezerat en 1889 y Elísio de Melo en 1915) proponen una avenida amplia que conectaba la plaza de Liberdade (antigua plaza D. Pedro) y la plaza de Trindade en línea recta, terminando delante de la iglesia de Trindade (infortunadamente orientada para occidente) e intentando crear un pequeño jardín público. Este proyecto fue duramente criticado por Barry Baker (considerado artista inglés, invitado para la comisión responsable por el concurso) que dijo no se tratar ni de una avenida (demasiado curta para su ancho) ni de una plaza (demasiado estrecha para su largura) destruyendo las plazas de Liberdade e Trindade sin ganar nada de muy relevante con eso. Baker fue invitado para hacer su proprio proyecto y después de varias reformulaciones (motivadas por críticas de Gaudêncio Pacheco y Marques de Silva) nace el proyecto de la actual Avenida dos Aliados. De estilo marcadamente inglés, Baker coloca el edificio del ayuntamiento en el topo norte de la avenida (cerrando la plaza de Trindade y rematando el eje monumental ascendente de la avenida), dibujando tres espacios distintos (la plaza de la Liberdade al sur, un boulevard en el centro y la nueva plaza del ayuntamiento en el topo norte). Proyectado con un carácter modesto, cuasi campestre, el edificio del ayuntamiento, tal como todos los edificios que limitan la avenida, cambiaron mucho en su construcción, ganando un carácter mucho más monumental de estilo francés (reflejo de la formación de Marques da Silva, arquitecto responsable por la construcción de la avenida e mucho conocido en toda la ciudad).