Seguramente uno de los privilegios de vivir en estas áreas, vivir como en un pueblo el medio de una gran urbe, es también un motivo de fuertes contrastes. Como comentaba Angel, uno de los más reseñables lo encontramos a la vuelta de la esquina, cuando nos encontramos con Sants Estació, un punto de conectividad europea justo al lado de todas esas asociaciones de vecinos.
En Vitoria, estos contrastes son impensables. A pesar de haber anexionado algunos pequeños pueblos (Ali-Gobeo, Errekaleor, Betoño, Armentia…) y estar a punto de anexionar algunos más (Abetxuko, Aretxabaleta…), el único contraste que permanece es el de la tipología edificatoria, el carácter propio de estos barrios-pueblos es más bien débil.
Personalmente, opino que estos contrastes son enriquecedores ya que, a fin de cuentas, nos describen una parte de la historia de la ciudad, y la hacen más rica que la monótona ciudad unipersonal.