El hecho de que el Parque de Collserola haya sido considerado recientemente como Parque Natural Protegido es un gran paso adelante para evitar posibles crecimientos de baja densidad en sus laderas y así preservar su flora y fauna. Es un lujo que no todas las ciudades pueden permitirse el tener un espacio de este tamaño y características a tan solo unas paradas de cercanías del centro de la ciudad, y poder disfrutar de un paseo por la naturaleza sin tener siquiera que coger el coche.
En Zaragoza existen algunos espacios naturales protegidos anexos a la capital, como los Galachos de la Alfranca y Juslibol, situados en antiguos meandros del río Ebro. Estos humedales tienen una extraordinaria biodiversidad, y son anualmente visitados por un elevado número de visitantes, y se ha convertido en un centro de referencia para las actividades escolares y medioambientales.
A pesar del deterioro a que se vio sometido con la extracción intensa de yesos, lo que dejó una serie de lagunas con grandes profundidades que
al principio dañaron los ecosistemas relacionados con el Galacho original, con el paso de los años han conseguido integrarse y se han constituido como una parte más de él.
La fauna de estos humedales está siendo actualmente amenazada por especies invasoras, como el mejillón cebra o el galápago de Florida, y se están llevando a cabo diversos programas de protección y recuperación para preservar la biodiversidad de la zona.