El monte Cantabria es el referente perfecto. Conjuntamente con el rio Ebro, separa el territorio, dejando a sus faldas la ciudad de Logroño. Es el gran mirador norte de la ciudad, y siglos atrás su escudo de defensa.
El monte corresponde a una terraza aluvial del cuaternario como demuestran los cantos rodados de evidente origen fluvial que se encuentran en la amesetada cima.
El uso industrial descontrolado es el que predominaba hace años en las inmediaciones de este monte, de la misma forma que ocurría con Montjuïc. En la actualidad, se ha producido una revalorización del mismo tanto económica como culturalmente. El estudio MVRDV se está encargando del lavado de cara de este monte tan emblemático, introduciendo vivienda y ocio.