La montaña de Montjuïc es un punto estratégico de la ciudad, particularmente de un punto de vista cultural. En efecto, la montana reagrupa numerosos edificios culturales como el Castell de Montjuïc, la fundación Miro o el museo del olimpismo. Es sobre todo a partir de la exposición universal de 1929 que el sitio de Montjuïc se desarrolló, y las intervenciones realizadas para los Juegos Olímpicos de 1992 acabaron de transformarlo. Montjuïc es en efecto uno de los sitios principales de los Juegos Olímpicos, y las intervenciones permitieron de relacionar la montana con la ciudad, y sacar la montaña de su aislamiento debido a la presencia de las descargas y de los barrios.
En 1979 en Paris, nació el proyecto del Parc de la Villette, en el norte de la ciudad, proyecto de rehabilitación de los antiguos mataderos de la ciudad y de los baldíos industriales que constituían sus entornos. En este sentido, la ciudad de Paris quería desarrollar un parque cultural urbano abierto para todos. Como en Montjuïc, el Parc de la Villette acoge ahora numerosos edificios culturales: la Cité des Sciences et de l’Industrie (museo de ciencias), la Cité de la musique (edificio dedicado a la música), un teatro, una sala de conciertos... todo eso dentro de un parque.
Así la antigua zona de baldíos industriales se hizo un sitio cultural muy importante de Paris. Además, la transformación de esta zona permitió un desarrollo de los barrios del entorno.
A través de esos dos ejemplos, vemos como grandes proyectos de rehabilitación urbana de edificios públicos pueden lavar la cara de la ciudad, desarrollando barrios descuidados.