dijous, 24 de març del 2011

el atractivo de un barrio

Durante el recorrido por el Poble Sec, hablamos acerca de los altibajos del barrio, de épocas mejores. Es importante, en mi opinión, destacar que durante esos periodos de bonanza del barrio los teatros estaban más activos que nunca. Es decir, cuando los teatros iban viento en popa, el barrio disfrutaba de sus mejores momentos; y ahora que los teatros y el mundo de la farándula ya no funcionan (a pesar de que parece que está habiendo un intento de reactivación con la apertura de El Molino), el barrio vuelve a estar de capa caída.

En general, no solemos considerar aspectos como estos a la hora de diseñar un nuevo barrio residencial. Sí, hablamos de densidad, de ocupación, de equipamientos y de parques, pero en raras ocasiones se vincula la salud de un barrio tan directamente con una actividad ajena al diseño urbanístico.

Este hecho me recuerda un poco la declive de los cines “de proximidad” que ha sucedido en Vitoria-Gasteiz en los últimos años. Si bien hace diez o quince años los cines de barrio tenían gran popularidad, últimamente los cines de las grandes superficies les están comiendo terreno. Este hecho se ve agravado por el continuo aumento de los precios del cine. Todo ello, ha hecho que varios cines míticos de la ciudad, como los Mikeldi o los Cine Azul, hayan tenido que cerrar. Como consecuencia, estos barrios no céntricos de la ciudad han visto disminuido su interés para el resto de los ciudadanos, e inevitablemente han visto reducido el número de visitantes. Esto conlleva a su vez que otros comercios asociados al cine, como restaurantes, bares, tiendas de golosinas, etc. hayan tenido que cerrar.

Existe, por tanto, una relación directa entre las actividades (en este caso culturales) que se pueden desarrollar en un barrio y su atractivo, y como consecuencia, en la salud y la inversión que se hace en ese barrio. A pesar de que es muy difícil cambiar las tendencias de la sociedad y evitar que cierto tipo de locales caigan en desuso, sí que es posible, desde las autoridades municipales, tratar de potenciar una serie de actividades que mantienen vivos ciertos barrios. Desde la organización de pequeños festivales y certámenes hasta el rediseño del transporte público, un gran número de intervenciones pueden promocionar tales actividades en la ciudad. Para concluir, es necesario prestar gran atención a las actividades que mantienen un barrio vivo, e intentar fomentarlas con pequeñas actuaciones. De este modo se evitará que algunos barrios se conviertan en poco atractivos y se acaben ocupando por gente de paso, como se nos explicó que sucedía en el Poble Sec.