diumenge, 27 de febrer del 2011

Espacios para la representatividad

Varias intervenciones han sido llevadas a cabo en el casco antiguo de Barcelona para contribuir a su saneamiento, esponjado y conectividad. Una de estas intervenciones requiere especial mención por el grado de afectación que supuso a sus alrededores y por las mejoras que trajo consigo: la apertura de la Via Laietana, diseñada en 1859 con el objetivo prioritario de enlazar el nuevo Ensanche con el puerto. Esta intervención fue avalada por la burguesía del momento y también respondía a necesidades de control del centro de la ciudad. Esta burguesía deseaba instalar sus viviendas y negocios a lo largo del nuevo eje y ayudó a financiar las obras a cambio de representatividad.
Esto mismo ocurre, a escala más pequeña, en la Calle Alfonso I en Zaragoza, proyectada pocos años después (1866) e inspirada de nuevo en las grandes avenidas haussmanianas en París. La popular calle Alfonso conecta el Coso con la Plaza del Pilar, desembocando frente a la Basílica. Proyectada por José de Yarza Miñana, supuso la creación de una arquitectura nueva, uniforme, con una composición unitaria de fachada, que la convirtió en centro residencial, comercial y representativo de la burguesía zaragozana del siglo XIX y buena parte del s. XX