dijous, 9 de juny del 2011

Intervenciones en la ciudad Mediaval: calle Ferran y calle Mouzinho da Silveira

La ciudad de Barcelona sofrió durante el siglo XVIII, y el inicio del XIX, una serie de intervenciones urbanísticas de mejoramiento y higienización en su núcleo medieval.

Las reformas urbanísticas Neoclásicas dentro del núcleo antiguo consisten, fundamentalmente, en la en la conversión de espacios de la iglesia como conventos y cementerios en espacios de interese público, como en el caso de la plaza de Santa Maria del Mar, la plaza de Real, el Teatro del Liceu o el mercados de la Boqueria.Surgen espacios públicos de interese y representativos de la ciudad moderna del siglo XIX: Las ramblas, que transformaran en una paseo arborizado, la plaza real, un antiguo convento que se convirtió en un de las primeras plazas con dimensión y calidad de diseño y la calle Ferran la primera calle con un diseño moderno y anchura adecuada a los nuevos tiempos formando un de un eje viario nuevo en la dirección SW-NE. Este eje, que me interesa discutir hoy fue iniciado en 1822 y terminado el 1862, perpendicular a las Ramblas, es constituido por la calle Ferran, S. Jaume I y Princesa y incluya la nueva plaza de S. Jaume entre la calle Ferran y S. Jaume.

Estés intervenciones en las ciudades europeas son una consecuencia directa de las nuevas necesidades de la cuidad en modernización del siglo XIX europeo y la falta de condiciones higiénicas. En Porto, un ciudad portuaria como Barcelona cerca del rio Douro, durante especialmente el fin del siglo XVIII y el siglo XIX fue alvo de un trabajo continuo de mejoramientos empezado por el Teniente Joao de Almada en el siglo XVIII en la institución de el primero plano de expansión de la ciudad a norte y reparaciones necesarias en la ciudad medieval aunque manteniendo los trazados originales. Previa la necesidad de nuevas calles que facilitasen la conexión con la zona del rio don de se concentraba la actividad comercial principal a zona superior donde se ubicada el poder (y las carreteras que ligaban a otras cuidad). Esta necesidad de conexión de las dos zonas superior y portuaria de la ciudad es un cuestión constante en la evolución del tejido medieval iniciada por la obertura de la calle de las Flores en el siglo XVI y la calle de São João en siglo XVIII.

En el siglo XIX, se torna imperativo, con el desarrollo de la intensidad del tráfico, una otra calle aún mayor y más ancha. El intenso tráfico encontraba un grande obstáculo constituido por las pequeñas arterias medievales. Mouzinho de Silveira facilitaría este flujo con su perfil de 19 metros conectando el largo de S. Bento (dónde se iría construir la segunda estación de tren en 1916) al largo de Mouzinho de Silveira. Esta fue la primera porción de la calle iniciada en 1875 y diseño paralela a Rua das Flores. La segunda se torna en dirección al rio formando la nueva plaza del Infante D. Henrique cuya urbanización pertenecía a la asociación Comercial del Porto. Para la realización de estas intervenciones, calle mouzinho da Silveira y plaza Infante D. Henrrique, se destruyo terrenos y espacio de la iglesia Católica. Mouzinho da Silveira, en específico, implicó la expropiación de 80 parcelas y se construyó sobre una riera que por allí pasaba, el Rio de Vila. Durante el siglo XIX y hasta medios de XX desempeñó un importante papel comercial reforzado por la estación de S. Bento, la llegada del tren al centro de la ciudad. Paralelamente a la calle Ferran, fue la primera calle con un diseño moderno en la ciudad gótica.

vista desde el largo de Mouzinho da Silveira

Vista desde el largo de la estación de tren
La paza del Infante D. Henrrique

La calle Mouzinho da Silveira es una intervención muy próxima del eje Ferran, S. Jaume en Barcelona: ambas son una consecuencia natural del desarrollo económico registrado principalmente a partir del siglo XIX.