El barrio de Poble Sec, a diferencia del tejido ordenado del ensanche, se desarrollo sin un planeamiento aparente, atendiendo solo a cumplir la poca normativa edificatoria colmando al máximo las parcelas, para obtener mayores beneficios de las ventas. No obstante, debido a la estrechez de las calles resultante y las relativamente bajas alturas de construcciones, el lugar adquirió un cierto ambiente local, que contrasta con las impersonales y homogéneas construcciones del ensanche.
Por otro lado, el Poble Sec, por su composición resultó ser idóneo para formar la transición entre la gran urbe, con su ajetreo y velocidad constante, con la calma y el sosiego del parque de Monjuic.