Durante la visita de la editorial de Gustavo Gili, de Francesc Bassó, lo que más llama a uno es, por cierto, el primero espacio de recepción: un espacio de altura notable que intercepta dos actividades diferentes: la llegada de los visitantes y el trabajo de los funcionarios, separados entre si de un modo sencillo con un grande mezzanino (que contiene las oficinas, de vidrio). Este espacio único se subdivide así en varios sub espacios de diferente escala destinados a dos usuarios diferentes pero que, al final, comparten un mismo “cielo”. Esta relación visual constante, entre el visitante y el funcionario, es además muy dinámica en el sentido que permite, a lo menos al funcionario, una grande variedad de entradas y recorridos al redor de ese espacio principal. Imagino que resultaría en un efecto cinético muy interesante para el visitante en momento de entrada en el edificio. Una característica muy atractiva.
Frank Lloyd Wright, por ejemplo, con las oficinas de Johnson and Son trabaja sobre el mismo tema haciendo un grande espacio central único, de varias alturas, visualmente permeable y también enriquecido con un mezzanino al redor del espacio central, como en la editorial. El resultado es un espaciom que aún sea de trabajo, tiene grande cualidad y magnificencia. Al final, en mi opinón, son ambos ejemplos de proyectos que rompen el status quo de los espacios de trabajo y que exploran la continuidad visual entre espacios y buscan una visión cinemática de la arquitectura por los diferentes individuos que lo habitan.
