dilluns, 21 de març del 2011

Urbanismo a pie de calle. Torre Baró

Resulta interesante acercarse a la ciudad, al urbanismo, sin mirar un plano. Llegar, observar y transitar sin más, a pie de calle, sin ver gálibos, zonas verdes ni polilíneas sino árboles, señoras mayores y coches aparcados. Uno ve cómo al final la forma, la trama urbana o el porcentaje de edificación no ayudan a las madres a subir con el carrito de la criatura desde la estación hasta su casa. Acercarse a la ciudad desde la perspectiva de género (o de número, o de edad, o de condición) te hace ver que esos problemas aparentemente ajenos al urbanista son problemas reales, que pueden afectar gravemente a la convivencia, al funcionamiento o al equilibrio de un barrio o ciudad. Obviarlos, desde el ególatra punto de vista del urbanista que espera que el torrente de belleza aplicado sobre el terreno provoque por sí solo la alegría y felicidad del pueblo, es ridículo.
Y ahora, entrando en aparente contradicción conmigo mismo, afirmo que Torre Baró es todo lo contrario: es la prueba de que los planes urbanísticos son necesarios en este siglo, la prueba de que construir cuando la relación con el entorno se limita a una línea que diferencia tu terreno del resto del universo no funcionó, fue un fracaso en Torre Baró y en todas partes. Es necesario un urbanista, planos topográficos, curvas de nivel, lápices, dibujitos y todas esas cosas que los arquitectos hacemos. El urbanismo a pie de calle no funciona.
¿Y a dónde quiero llegar? A que acercarse a pie de calle a un barrio o ciudad, y analizarla, le hacen ver algo que todos sabemos pero en lo que no todos pensamos: un barrio o una ciudad, al final, no son los edificios sino lo que sucede entre ellos. Un barrio no funciona si no se estudian a fondo los espacios comunes y cómo se van a vivir. cada escalera, cambio de nivel, banco o pavimento, cada plaza, el tamaño de cada calle... todo cuenta, todo afecta y todo suma o resta. Y no hay fórmula mejor que analizar a metro cincuenta, a nivel de calle, para luego saber qué hacer cuando se extiende el plano o se abre el autocad.
Véase que no comparo Torre Baró con mi población. Vilafranca, como muchos pueblos pequeños, no sufrió este tipo de operaciones de los 50. Sí sufrió las de los 70, pero eso es harina de otro costal...